El éxito puede ser individual y colectivo. Es, en principio, individual, porque se trata del éxito de cada estudiante: al poder acceder a una institución de educación superior, al cursar un programa en ella, al aprender lo esperado en dicho programa, y al vincularse a un trabajo posterior en el cual poner en marcha lo aprendido y las competencias desarrolladas en la educación superior (Arias-Velandia N., 2017). También es colectivo, porque la educación superior beneficia a la sociedad con personas capaces para determinados trabajos que exigen competencias y calificaciones (González-Velosa, Rucci, Sarzosa, & Urzúa, 2015), con capacidad de participación como Ciudadanos informados (Arum & Roska, 2011), con la inclusión de personas de diferentes origenes en las personas que estudian, se graduan y trabajan usando las competencias de la educación superior (OCDE, 2016) y basadas en el conocimiento (Hansen, 2018).
En lo que sigue de esta introducción se abordarán tres temas que dan fundamento al resto del volumen: los conceptos de entrada de los estudiantes a la educación superior, trabajo de los programas académicos en la formación de estudiantes, y productos y resultados de la formación en programas de educación superior.